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Mis Andanzas por 1963

Estoy recordando ciertos acontecimientos que viví durante el año 1963, luego de haber transcurrido ya 58 años. Contando lo que me sucedió entonces, rompo un tanto la rutina de hoy día y de paso le hago un homenaje a unas amistades con las cuales mantuve unas relaciones relativamente efímeras pero muy valiosas y especiales de mi juventud. 

 El año 1963 fue muy interesante para mí debido a que por una parte logré coordinar una expedición biológica para el archipiélago de los monjes con colegas del museo de biología de la UCV y de la sociedad de ciencias naturales la Salle gracias a que mi padre el Capitán de Navío Ramón Rivero Núñez era un oficial de marina y contaba con la colaboración del Buque Transporte T- 12 para llevar la expedición hasta el archipiélago. Eso fue a principios de año una expedición muy interesante. 

De este viaje surge una pequeña colección de pequeños tuqueques o limpia casas del género Gonatodes que habitan las fisuras de las rocas de las islas y los pajonales de las plantas Cyperus planifolius que conforman casi la mayor parte de la vegetación de las islas, que al año siguiente describí como Gonatodes bodinii y lo dedique como especie nueva al doctor Bodini, profesor de la Escuela de Biología de la UCV y fue publicado en Acta Biológica Venezuelica en 1964. 

 Ya estaba acercándose la posibilidad de trabajar con Pedro Trebbau en el Parque Zoológico El Pinar y como buen conocedor del arte, lo primero que me recomendó fue que hiciese una pasantía en la casa de Reptiles del zoológico de San Diego California en cuanto pudiese, para que aprendiese el manejo de reptiles en cautiverio porque esa era una excelente fuente de inspiración. 

 Me puse en contacto con Charles E. Shaw el curador de reptiles de zoológico de San Diego y propuse un viaje para hacer una pasantía con él durante dos meses de mis vacaciones de julio - agosto pero como no estaba seguro de recibir la ayuda económica para viajar, decidí inscribirme en las clases de Alemán en la Asociación Cultural Humboldt, donde ya había dado algunas charlas y comencé el curso. 

Cuando ya estaba bastante avanzado en el curso me llegó la noticia de que la Fundación Shell había aprobado la beca para hacer mi viaje y entonces me fui a toda prisa a San Diego. Fue una experiencia muy interesante, me aloje en una casa (boarding house) propiedad de una señora mayor que alquilaba sus habitaciones e incluía el desayuno y la cena en un único pago semanal de 15 US$. Yo me iba al zoológico caminando, atravesando el Balboa Park y estaba todo el día allí almorzaba en el zoológico y regresaba a golpe de cinco de la tarde para la cena a las 5:30 pm 

 Hice unos buenos amigos que me llevaron a un club de tenis de mesa donde me inscribí para jugar ping pong con ellos tres noches a la semana e ir al cine los días alternos. Muy interesante y positiva experiencia pues resultaron ser muy buena gente. 

Mi aprendizaje con Charles Shaw y con Jerry Staedeli su asistente fue muy interesante y aprendí mucho. 

 Una vez de regreso en Venezuela me preparaba para volver a inscribir el semestre y comenzar a estudiar pero como se avecinaban las elecciones presidenciales y mi familia no quería que yo estuviese en Caracas por temor a que hubiesen problemas con la manifestaciones políticas en la universidad, etc. Por tanto mi padre me ofreció gestionar un viaje de estudios a parques zoológicos de Baltimore, Philadelphia, Washington y Nueva York, en la costa Este de los Estados Unidos viajando en un barco de la compañía venezolana de navegación y lo que hice fue coordinar un viaje para visitar zoológicos y exhibiciones de reptiles en Baltimore, en Filadelfia, en Washington y en Nueva York y ese viaje se dio muy bueno comenzando por salir de la Guaira y llegar a Maracaibo para estar como tres días allí mientras el barco cargaba mercancía y entonces me reuní con un amigo y salimos a conocer un poco los alrededores de Maracaibo. 

 Luego el viaje continuó y llegamos a Baltimore, fui al zoológico de allí en adelante me moví por tren a Philadelfia y allí fui al zoológico a visitar al doctor Roger Conant famoso herpetólogo, quien fue director durante varios años y de ahí me fui a Washington me alojé en una residencia de personas mayores muy barata y cercana al zoológico de la Smithsonian Institution. 

 Al día siguiente estuve visitando la exhibición durante toda la mañana y casi al mediodía salía de allí a pie para almorzar y regresar de nuevo en la tarde, cuando de repente se me acercó un auto de policía y el Agente por la ventana me informó que hacía unos minutos acaban de matar al presidente Kennedy en Dallas y así hizo con varios de los que caminaban en el mismo sentido hacia la calle parándose y e informándoles del deceso del presidente. 

 Cuando llegué a la pensión encontré que todos los viejitos estaban afligidos viendo las noticias sobre la muerte de Kennedy en una pequeña televisión a la que había que meterle monedas de 1/4 de dólar cada media hora para que funcionase, a lo cual yo también contribuí y estuve un rato viendo las noticias. Todo el mundo muy contrariado por la lamentable situación. 

 Debido a esto tuve que cortar mi estadía en Washington e irme lo más rápido posible a Nueva York que era mi próximo destino y hablé con Janis Roze por teléfono y le dije que iba a apurar el viaje y que llegaría el día siguiente y Janis me fue a buscar a la estación central y de allí me llevó a su apartamento en uno de los edificios de Greenwich Village, una urbanización muy diferente del resto de Nueva York, con parques internos y avenidas. 

 Allí estuvimos tomando té y conversando durante una media hora hasta que decidimos irnos para que Janis me llevara en su carro hasta el hotel donde yo iba a estar hospedado durante mi estadía en Nueva York. Así hicimos llegamos al hotel y me registré, pero cuando llego a la habitación y prendo la televisión me entero de que durante ese tiempo que estuvimos rodando de la casa de Janis al hotel el señor Jack Rubí mató a Oswald durante un momento en el cual era trasladado al juzgado. Hasta allí todo muy interesante y muy movido. 

 Una vez calmadas las aguas, Roze me llevó a ver los sitios de aficionados al Stand Up Comedy en Greenwich Village, y al Museo Americano Historia Natural donde tenía su oficina y espacio de trabajo y compartimos momentos muy interesantes con sus colegas el museo. 

 Una vez estabilizado me comuniqué con la Dra. Sophie Jakovska bióloga Polaca que vivía entre Nueva York y Republica Dominicana a quien había conocido el año anterior en Sao Pablo, Brasil, durante el II Congreso Latinoamericano de Zoología. 

Resulta que la Dra. Jakovska era hermana de Cristina Assai la comentarista de música clásica que llevaba un programa muy ameno en Radio Nacional de Venezuela, y que además era la madre de Eva María Zuk, una aventajada y joven pianista que estudiaba en la Juliard School of Music, en Nueva York. 

 Cuando pude conocer a Eva me contó que estaba aprendiendo a dirigir orquestas, a parte de lo relacionado con el piano. Y como le conté sobre mi propia pasión por la música clásica, y el canto en las zarzuelas y la ópera, me invitó a ir a ver cantar a Sadel en una función de La Traviata, en la Opera de Brooklin. 

Y a verlo fuimos, acompañados de Flor García, la soprano, hermana de Rosalinda García también soprano lírica. Lo más extraordinario e interesante de este episodio de mi vida fue que luego de terminar la ópera, fuimos con Sadel al apartamento de Eva y allí pude disfrutar de una velada musical exclusiva, inédita, con Eva María al piano, acompañando a un duo vocal exquisito, formado por una soprano de calidad como Flor García y un tenor como Alfredo, destilando la mejor música exclusivamente para mi. 

 Momentos irrepetibles y memorables! Lo recuerdo y me cuesta creerlo pues fue una verdadera conjunción copulativa, una de esas de muy rara probabilidad de ocurrencia y, para colmo, desgraciadamente irrepetible! 

 Más nunca pude ver a ninguno de ellos excepto a Sadel a quien vi en el Teresa Carreño en una de sus últimas presentaciones. Cuando me proponía a escribir estas líneas se me ocurrió buscar a Eva en Google para saber de ella pues la última vez que supe sobre su trayectoria supe que vivía en México y encontré esto: 

 Ángel Vargas, del Periódico La Jornada, de México, el Miércoles 1º de marzo de 2017, p. 5 escribió: Murió Eva María Zuk, reconocida pianista de origen polaco, naturalizada como mexicana La pianista Eva María Zuk, reconocida por su extraordinario dominio técnico y profunda sensibilidad, falleció la noche del pasado lunes en la Ciudad de México a los 71 años de edad, a consecuencia de una enfermedad pulmonar. Nacida en Lódz, Polonia, el 24 de diciembre de 1945, Eva María Zuk llegó a México a principios de los años 70 del siglo pasado y estableció aquí su residencia. Casi dos décadas después adquirió la nacionalidad mexicana. 

 Fue niña prodigio. Debutó a los seis años y a los 13 recibió el título de profesora y ejecutante de piano del Ministerio de Educación de Venezuela, país donde residió durante su infancia. A los 20 años obtuvo el título de Bachelor of Music y mas adelante el Master of Sciences por la Juilliard School of Music. Desde su debut con la Sinfónica de Venezuela, cuando tenía 10 años, actuó de solista con medio centenar de orquestas en Europa y América, como la Filarmónica de Londres, la American Symphony y la Sinfónica de Moscú, bajo la batuta de más de 60 directores. 

 Su repertorio incluía desde música barroca hasta contemporánea y más de 30 conciertos para piano y orquesta. A lo largo de su trayectoria recibió más de 40 premios, medallas y diplomas de varios gobiernos e instituciones privadas. Entre ellos figuran la Orden Andrés Bello y la medalla del Bicentenario de Simón Bolívar, de Venezuela; la presea del Centenario de Karol Szymanowski, en Polonia, y el Escudo de Armas de San Juan de Puerto Rico. La distinción más reciente que recibió es la Orden del Mérito en el grado de Cruz de Caballero de la República de Polonia. 

 Adiós Eva, Flor y Alfredo, hasta siempre! 



Alfredo Sadel


Flor García

Comentarios

  1. Guaooo Carlos! Que maravilloso relato, que experiencia de vida tan satisfactoria y que bendición de conjunciones que el Universo puso a tu favor para disfrutar de tan significativa experiencia de formación como herpetólogo en tan distinguidas instituciones, aunado a la experiencia de trabajo al lado de tan eminentes científicos y académicos y como para cerrar con broche de oro, esa exquisita velada musical de la cual fuiste testigo presencial y protagonista. Todo ello deja en tu historia de vida para quienes te conocemos (y más aún para quienes como tú, compartimos la pasión de la ecología y la música) un dulce sabor de envidia (positiva) de la más buena. Yo estaba recién nacido (1962) cuando ya tú andabas camino adelante navegando y pateando las calles de Nueva York y otras importantes ciudades de los Estados Unidos en la búsqueda frenética e insaciable de conocimientos del día de hoy veo que no se te agota. Qué bueno sentirme tu amigo,que honra contar con tu amistad y que compartas estas vivencia conmigo. Un abrazo fraterno!

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    1. Hola Hildebrando ¿cómo estás? muchas gracias por tus apreciaciones y en verdad la música hace maravillas uniendo la gente. Ahora bien allí hay un suceso que olvidé mencionar y que aprovecho tu acotación para hablar de ello.

      Mi papá había ido a Estados Unidos con Guillermo, mi hermano menor durante unos días porque querían visitar unas tiendas de electrónica, materia que era el hobby de Guillermo y fueron a Nueva York y estuvieron allí unos días y poco antes de que yo llegara a Nueva York ellos se regresaron a Venezuela, y papá me dejó allí un fajo de periódicos (El Nacional, El Universal, etc.) que le había regalado el representante de la compañía venezolana dirección en Nueva York en los que se reseñaban los resultados de las elecciones de Venezuela donde había ganado la presidencia del doctor Raúl Leoni. Y cuando hablé con Alfredo Sadel me preguntó cómo había estado eso, si yo sabía algo y le dije que yo no había estado en Venezuela durante las elecciones pero si tenía un fajo de periódicos que me había dejado papá con un amigo y que si los quería, se los podía dar con mucho gusto, y acordamos que él se reuniría conmigo al día siguiente a buscar los periódicos.

      Alfredo vino a buscar la prensa, pero además me invitó a cenar en un restaurante cercano que parecía una mezcla de Bar-restaurant muy pequeño y simpático por la calle 43 de Nueva York, cuyo dueño era un Señor súper fanático de Alfredo Sadel de hacía muchísimos años y tenía absolutamente todo el restaurante tapizado de fotografías de eventos en los que Sadel había participado.

      El hombre tenía una colección gráfica fabulosa de la historia artística de Sadel en su negocio. Han pasado tantos años que yo no sé si eso todavía existe. Pienso que sería increíble que existiese porque realmente era una colección gráfica de toda la vida profesional del artista hecha por un fanático de su carrera, el dueño del restaurante.

      Cuando terminamos de cenar y de hablar nos despedimos y esa fue ese fue la última vez que hablé con Sadel en persona, porque la última vez que lo vi fue unos años más tarde en el Teresa Carreño, en una de sus últimas presentaciones en vivo antes de fallecer.

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  2. Carlos debes seguir escribiendo más y más tus relatos y memorias en tan diversas áreas como ciencia, literatura, arte y otras. Magnífico.

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    1. Hola Alfredo, gracias por el aliento. Si la caza, la pesca, la agricultura de subsistencia y avivar el fogón me dejan algo de tiempo libre, trataré de hacerlo.

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