Carlos Rivero Blanco
Las reservas ecológicas privadas como la de Guáquira, son áreas de conservación de naturaleza fundadas en tierras privadas como haciendas, hatos, fundos, etc., por iniciativa de los dueños de dichas áreas, normalmente dedicadas a cultivos, extensas plantaciones o cría de ganado, pero que abarcan al mismo tiempo tierras en estado natural poco o nada intervenidas.
Las áreas protegidas privadas surgen del deseo y la necesidad de conservar espacios ocupados por zonas todavía silvestres, y sus vecindades, pero que se consideran vulnerables en cuanto a la necesidad de protección de su biodiversidad, ya que están ubicadas en espacios desprovistos de protección del Estado, entre áreas naturales protegidas como son los parques nacionales o monumentos naturales.
En estos amplios espacios cultivados o no, existe una diversidad de flora y fauna que no tiene ningún tipo de protección excepto aquella que le pueda dar el dueño de la tierra por su propio interés y decisión.
Las áreas protegidas privadas creadas en estos espacios cumplen funciones importantes como la de proteger muestras representativas de ecosistemas, de comunidades biológicas y de poblaciones silvestres de plantas y animales, a la par que protegen recursos genéticos importantes, además de servicios ambientales como la producción de agua y de oxígeno, además de la fijación y secuestro de dióxido de carbono y la de servir de cobertura vegetal protectora de la humedad del suelo, a la par que contribuyen a la regulación del clima.
Paralelamente, estas áreas contribuyen a proveer de espacios y oportunidades para solaz y esparcimiento de las personas, generando oportunidades para el desarrollo del turismo y la recreación.
La educación también encuentra oportunidades de desarrollarse en dichas áreas, contribuyendo a la formación del estudiante, convirtiéndose en extensiones de los centros de educación, investigación y aprendizaje práctico o laboratorios de campo para los estudiantes de varias universidades venezolanas como la Universidad de Carabobo, la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, la Universidad Central de Venezuela, la Universidad Nacional Experimental de Yaracuy, la Universidad Nacional Experimental de los Llanos, la Universidad Simón Bolívar, el Instituto Pedagógico de Caracas, el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, la Universidad Católica Andrés Bello así como también la Universidad Autónoma de Barcelona (España) y el Instituto y Museo de Senkenberg (Alemania).
La Estación Ecológica “Dr. Carlos Rivero Blanco”, es el albergue de acogida y operaciones donde se alojan los investigadores y estudiantes que realizan estudios científicos en la Reserva.
En muchos países el estado acoge las propuestas de conservación de nuevos espacios naturales impulsadas por los ciudadanos y las incorpora al servicio o sistema Nacional existente como "áreas privadas de conservación" para que esas áreas de conservación mantengan coherencia en cuanto a la metodología y las formas de protección que pueden dar a la biodiversidad habida cuenta de que se les habilitan reglas para que encajen en el formato legal del sistema en cada país.
En Latinoamérica hay muchos países que tienen un sistema vigoroso de áreas privadas como los casos de Argentina, Colombia, Ecuador, Chile, Costa Rica, Brasil, Nicaragua y Guatemala por nombrar algunos casos.
Venezuela llegó a tener hasta casi 30 reservas naturales privadas protegidas dentro de Hatos, de haciendas, fincas y fundos, sobre todo en la región llanera. Llegó a contar con una asociación que aglutinaba el esfuerzo de dichas reservas, denominada APRINATURA, lo que se traduce en: "Áreas Privadas de Naturaleza", a la cual llego a pertenecer originalmente la Reserva Ecológica Guáquira. Sin embargo, debido a las reiteradas amenazas y actos reales de expropiación, esa alianza se disgregó y hoy día, de ellas apenas quedan uno o dos ejemplos de lo que debería ser conservación privada de áreas naturales en Venezuela.
La combinación de áreas silvestres todavía boscosas y casi prístinas como parte de las áreas de uso de agrícola, es lo que le da a valor de conservación a esas tierras situadas en los espacios sin protección oficial entre unas y otras áreas naturales protegidas como parques nacionales y monumentos naturales. Las áreas privadas de conservación poseen la importancia necesaria como refugios de diversidad de biodiversidad y contribuyen a crear y mantener corredores de conectividad, que desde la sociedad civil complementan, apoyan y apuntalan el sistema de resguardo de biodiversidad de la nación en cualquier país.
Es importante que se mantengan en el tiempo para colaborar con la conservación de naturaleza en una época en la cual la biodiversidad está sometida a demasiadas presiones destructivas que apuntan a producir espacios desérticos entre uno y otro parque nacional.
En ese sentido la reserva ecológica Guáquira contribuye con la conservación de la biodiversidad en el estado Yaracuy en espacios entre el parque Nacional Yurubí, el parque nacional San Esteban y el monumento natural María Lionza. La reserva ecológica Guáquira está enclavada en la Zona Protectora del Macizo de Nirgua, una ABRAE que pretende proteger los ambientes naturales del macizo montañoso.
Cuando en 2004 nos abocamos a crear la reserva, utilizamos la metodología original de Kenton Miller modificada y actualizada para Venezuela. Más adelante, mediante la ayuda del Profesor Edgard Yerena y sus alumnos de planificación de áreas protegidas, de la USB, en dos oportunidades se hicieron ensayos metodológicos de planificación de la reserva que condujeron a sendos informes en los cuales se ha basado parcialmente el desarrollo de la reserva.
Esperamos que con el tiempo se desarrollen todos los planes mencionados para continuar su gran legado en esta región centro occidental tan bien dotada por la naturaleza.
Para bajar el documento PDF Mejores Prácticas en Áreas Protegidas Privadas: Best Practice Protected Area Guidelines Series:
San Felipe,
Marzo 22, 2017
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Estación Ecológica Dr. Carlos Rivero Blanco |
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